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El término "práctica basada en la evidencia" ha adquirido cada vez más popularidad en la política social en Europa, con la expectativa de que podría mejorar la gestión de los programas de servicios sociales; sin embargo, también se enfrenta a obstáculos de carácter práctico y económico durante su implementación.

La práctica basada en la evidencia como parte de la educación y la formación en materia de trabajo social

Un ejemplo de un desafío y una oportunidad en la inclusión de la práctica basada en la evidencia en los servicios sociales es su posible integración en la educación y la formación de los trabajadores sociales. Por un lado, se veía como una oportunidad de aumentar las habilidades y los mecanismos para recopilar, analizar e intercambiar datos; por el otro, supone un reto orientar la formación en materia de trabajo social hacia un enfoque más académico, en un momento en el que los trabajadores sociales se enfrentan a un elevado número de casos y a una gran presión para obtener resultados a corto plazo.

Mejora de la cantidad y la calidad de los datos para los responsables públicos

Para los responsables públicos, la práctica basada en la evidencia está vinculada a las expectativas con respecto a la posibilidad de mejorar la planificación, la implementación y la evaluación de políticas y servicios. La mejora de la cantidad y la calidad de los datos permitiría una mejor planificación de los servicios, ya que se tendrían en cuenta los desarrollos sociales tanto actuales como futuros. De igual modo, la evaluación de los costes, los beneficios, los resultados y la eficacia de los servicios permitiría a los responsables de la toma de decisiones asignar los recursos de manera más eficiente.

Un paquete de herramientas de planificación y evaluación de servicios

Durante 2015, ESN ha trabajado con Ann Buchanan, una investigadora de la Universidad de Oxford, para realizar una revisión de bases de datos internacionales que reúnen prácticas basadas en la evidencia en el ámbito del trabajo social, así como para evaluar el grado de utilidad de la información que contienen para los profesionales de alto nivel de los servicios sociales. Esto nos ha ayudado a formular una propuesta, que se presentó en el foro, acerca del tipo de información que se debe recopilar para planificar y evaluar los programas de servicios sociales.

En el transcurso de los debates, los participantes mencionaron su confusión con respecto a las distintas definiciones de eficacia y el verdadero significado de la definición de calidad. Debatimos y evaluamos la variedad de "evidencias" necesarias para desarrollar el trabajo social basado en la evidencia, incluida la identificación de los factores de riesgo y protección, conocer el alcance del problema y la importancia de evaluar los efectos del servicio en la población. Por motivos económicos y éticos, resulta fundamental reunir las distintas definiciones y tipos de evidencias, con la finalidad de que los responsables del diseño y la puesta en marcha de los servicios puedan decidir lo que es mejor para su entorno.

Si desea obtener más información, consulte el informe de 2015: Evidence-based practice in social services: an overview from practice and applied research (La práctica basada en la evidencia en los servicios sociales: Una descripción general de la práctica y la investigación aplicada).