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Los días 11 y 12 de julio, European Social Network (ESN) llevó a cabo un taller en Atenas en el que se exploró la importancia de prevenir la delincuencia juvenil e integrar a los jóvenes delincuentes en la sociedad. Los debates del taller tuvieron en cuenta las necesidades sociales, sanitarias, educativas y laborales de los jóvenes delincuentes y, además, compararon las diferentes respuestas de las autoridades públicas en toda Europa.

¿Por qué es fundamental prevenir la delincuencia juvenil?

La prevención de la delincuencia juvenil es fundamental tanto para el sector público como para cada joven. Para el sector público, los altos costes de la guarda y custodia son un problema actual. Juha Kuningas y Jonna Laitonen, del municipio de Hämeenlinna (Finlandia), pusieron de manifiesto que un año en la cárcel en Finlandia cuesta alrededor de 68 000 euros. Ante esta cifra, impedir que los jóvenes terminen en la cárcel o en centros de acogida puede dar a las autoridades públicas el alivio fiscal tan necesario en tiempos de recortes presupuestarios. Juha y Jonna explicaron cómo su equipo multiprofesional de responsables de políticas, profesionales que trabajan en el ámbito juvenil y enfermeros de psiquiatría facilita la prevención en una fase temprana.

Para los propios jóvenes, su vida problemática con relaciones sociales inestables es la que, a menudo, les lleva a tener un comportamiento delictivo. Para reducir la delincuencia, las relaciones de confianza son esenciales en este contexto y los servicios sociales pueden ayudar a establecer estas relaciones. Laura Campbell, del Consejo municipal de Brighton y Hove, destacó el valor de la confianza y sostuvo que una relación positiva y constructiva entre los profesionales, los jóvenes y las familias es fundamental al trabajar con jóvenes.

¿Por qué es importante la integración en la sociedad de los jóvenes delincuentes?

A menudo, los jóvenes delincuentes sufren exclusión social y pueden tener una participación limitada en la sociedad. En especial, en los ámbitos de la educación, el empleo y la sanidad, los jóvenes delincuentes se enfrentan a diversos obstáculos. Romper el ciclo de las desventajas impide que los jóvenes delincuentes vuelvan a caer en "viejos hábitos" y les ofrece un camino hacia su plena participación en la sociedad.

El desarrollo de la educación resulta problemático para muchos jóvenes delincuentes, ya que, con frecuencia, sufren las consecuencias de un bajo rendimiento educativo y dificultades de aprendizaje. Jorge Tió, del programa de atención en salud mental a adolescentes de Cataluña (España), señaló los datos regionales que indican que el 70% de los participantes en su programa de atención abandonaron la enseñanza secundaria entre los 12 y los 16 años.

Además, el bajo rendimiento educativo impide el desarrollo profesional de los jóvenes delincuentes, ya que sufren carencias de habilidades y discriminación en el mercado laboral. Anna-Lena Andersson, del municipio de Kalix (Suecia), explicó su enfoque de preparar a los jóvenes delincuentes para el empleo cuando están en sus hogares. Durante la transición, explicó cómo las prácticas basadas en los intereses de los jóvenes les proporcionaron oportunidades de demostrar sus habilidades y desarrollar sus aspiraciones. Anna-Lena explicó que los supervisores de prácticas comprometidos de empresas privadas a menudo muestran potencial como modelos de funciones y proporcionan orientación tanto en el lugar de trabajo como en la vida. También planteó la triste realidad de que este grupo de jóvenes aún se enfrenta a índices de reincidencia de hasta el 80%.

La prevención y la integración son fundamentales en el ámbito de la delincuencia juvenil. No obstante, el sector público se encuentra a sí mismo atrapado entre la espada y la pared. Aunque el sector público debe enfrentarse a los altos costes de la guardia y custodia, también debe invertir simultáneamente en una cooperación específica entre los servicios. Los elevados índices de reincidencia siguen planteando la duda sobre cuáles son las respuestas más eficaces. En conclusión, se constató que la cooperación entre los servicios sociales y los sectores sanitario, educativo y laboral es un componente esencial de cualquier fórmula contra la delincuencia juvenil.

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